UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
El Señor, que como cantó María, derriba del trono a los poderosos, se vuelca sobre los que todo lo esperan de él, y no pueden presentarle otro título que su necesidad de ayuda. Tan es así, que Dios nos sorprende siempre, y quizá más aún cuando, puestos en sus manos, toda nuestra confianza y anhelo está puesta sólo en él.
La pasada semana, y en concreto el 4 de agosto de este doble año Jubilar 2016, he tenido la oportunidad de vivir una experiencia única. Este año, la reunión de la Comisión Internacional de Monjas de la Orden de Predicadores se ha celebrado en Bolonia, en el marco de las celebraciones Jubilares por los 800 años de aprobación de la Orden en 1216 por el papa Honorio III, en los días en que nuestros hermanos estaban reunidos en Capítulo General y a los pies de santo Domingo, porque precisamente en la Basílica Patriarcal de Bolonia reposa el cuerpo de santo Domingo, en un bello sepulcro de mármol del s. XIII obra de Nicola Pisano.
La comunión entre las distintas ramas de nuestra Orden, es un punto de referencia especial y único, como única ha sido la vivencia de estos días tan intensos. Hemos compartido tantas cosas a nivel de Orden, pero sobre todo la inquietud y el ser propio y nuestro como servidores de La Palabra, al servicio de la misericordia y la compasión en la predicación.
El día 4 de agosto en Bolonia se celebra tradicionalmente la fiesta de santo Domingo. Y este día, precisamente, se nos había concedido la audiencia con el Santo Padre, en Roma. Nadie pensaba cómo sería, y si estaríamos acompañados por algún grupo más. La sorpresa fue por eso mayor, y la impresión muy grande. Hay acontecimientos que te marcan para siempre, y este es uno. Sentir las manos cálidas del Papa en las mías, sus ojos fijos en mí, a la vez que tener la oportunidad de dirigirle una palabra de agradecimiento y de súplica, es una experiencia única, difícil de describir y contar. Es sólo para vivirlo. Sólo puedo deciros que cuando salimos del Palacio Apostólico y ya de nuevo en el autocar, cerré los ojos y me puse a rezar el rosario que el Papa me había entregado. Nada más…
EL SANTO PADRE FRANCISCO, RECIBE A LOS PARTICIPANTES EN EL CAPÍTULO GENERAL DE LA ORDEN DE LOS FRAILES PREDICADORES, 4 de agosto de 2016
Al dar su bienvenida a la Orden de los Predicadores, tras el Capítulo general que celebraron en la ciudad italiana de Bolonia, el primer jueves de agosto y a pocas horas de su visita a la tierra de San Francisco, el Papa Bergoglio les dijo ante todo que este día bien podía describirse como el de “un jesuita entre frailes”, porque a la mañana – explicó – estoy con ustedes, “y a la tarde en Asís con los franciscanos”.
Tras destacar que después de su Capítulo, “desean reavivar sus raíces junto al sepulcro del santo Fundador”, el Santo Padre se refirió al octavo centenario de su fundación, que los conduce a hacer memoria de hombres y mujeres de fe y letras, de contemplativos y misioneros, mártires y apóstoles de la caridad, que han llevado la caricia y la ternura de Dios por doquier, enriqueciendo a la Iglesia y mostrando nuevas posibilidades para encarnar el Evangelio a través de la predicación, el testimonio y la caridad: tres pilares – dijo – que afianzan el futuro de la Orden, manteniendo la frescura del carisma fundacional.
Además, Francisco les recordó que “Cristo nos interpela”. Y les dijo que “cuanto más se salga a saciar la sed del prójimo, tanto más seremos predicadores de verdad, de esa verdad anunciada por amor y misericordia, de la que habla santa Catalina de Siena”.
“En el encuentro con la carne viva de Cristo – afirmó el Pontífice al concluir – somos evangelizados y recobramos la pasión para ser predicadores y testigos de su amor. Y nos libramos – añadió – de la peligrosa tentación, tan actual hoy día, del gnosticismo”.
sor Inmaculada Serrano Posadas, op.
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/august/documents/papa-francesco_20160804_ordine-frati-predicatori.html