Domingo 19 de julio. XVI semana del Tiempo Ordinario
Lectura del evangelio según san Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo:
-«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
REFLEXIÓN
¡Vamos a un sitio solitario para descansar un poco!
Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho. Debo reconocer que esta escena siempre me causa un impacto personal singular. Los apóstoles son enviados como colaboradores del Jesús. Son los continuadores de la obra que va a realizar como buen pastor. Jesús ha depositado en ellos su confianza al asociarlos a la tarea común. Y los ha enviado lleno de confianza en que su Padre cuidaría de ellos. Y ahora vuelven contentos a dar cuenta de la misión realizada. Una escena ciertamente profunda y a la vez entrañable. Los futuros pastores en comunión con el Pastor. Y son invitados a un lugar tranquilo. Es necesario un tiempo de calma para sopesar el resultado de esta primicia de la misión que anuncia y prepara la gran misión apostólica que realizarán después de su Resurrección y para todos los pueblos. Ayer, como hoy, Jesús sigue depositando su confianza en sus pastores. Y ayer como hoy necesitamos encuentros tranquilos con el Maestro y Pastor que nos envía. ¿No necesitarla Iglesia y los pastores que en ella ejercen el ministerio recurrir con más frecuencia a un lugar tranquilo para revisar con el Maestro la tarea! Urgente advertencia para todos.
¡ Andaban como ovejas sin pastor!
Eran tantos lo que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer… Muchos fueron corriendo al lugar donde estaba Jesús…Andaban como ovejas sin pastor. Jesús es realmente el modelo de Pastor, el mejor Lugarteniente de su Padre. Se encarnan en él todas las cualidades que se esperaban del rey-pastor: rectitud, fidelidad al proyecto de Dios, procurar la realización de las cláusulas de la alianza, solicitud, generosidad y el don de la vida para llevar adelante la empresa. Jesús abre camino para que la humanidad logre experimentar la salvación. El Buen Pastor todavía encarna otra cualidad de Dios como Pastor y que deseaba la tuvieran sus lugartenientes para el pueblo de Israel, es decir, la actitud de misericordia. Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaba como ovejas sin pastor. La misericordia, he ahí una gran característica del Pastor-Yavé y del Pastor Jesús. Ayer, como hoy, es urgente que los pastores sintamos profundamente la situación de las gentes a quienes somos enviados. La misericordia, de la que tan escaso anda nuestro mundo, es prerrogativa y característica de los verdaderos y solícitos conductores del pueblo de Dios. Misericordia no debilidad. Solicitud no acaparamiento. Generosidad en el respeto a la libertad de cada uno. Este talante de Jesús es un compromiso para los pastores de hoy.
A lo largo del año, damos lectura a esta escena del evangelio, acaso porque sintoniza perfectamente con nosotros y nuestros cansancios. También nosotros sentimos el cansancio, no sólo por la falta de fuerzas sino por la falta de entusiasmo y de ilusión. Vemos cómo Jesús muestra su preocupación por el cansancio de sus discípulos. Y por eso los invita a retirarse a un sitio tranquilo para un merecido reposo. Si queremos descansar a fondo, hemos de elegir un lugar apartado de los afanes cotidianos, donde podamos respirar paz y silencio. En la escena hay diversos sentimientos de la humanidad del Señor. Llega a un sitio tranquilo, se encuentra con la gente y se pone a «enseñarles con calma». No se inquieta, no se impacienta, «Se le conmueven las entrañas». Así es el corazón de Jesús. Acoge, atiende, enseña, dedica incluso su tiempo de descanso a los demás.