Misa de Clausura del Jubileo Dominicano

Eucaristía con ocasión de la clausura del Jubileo de la Orden de Predicadores 

El 21 de enero a las 16h en la basílica de San Juan de Letrán Su Santidad el Papa Francisco presidirá la Eucaristía de clausura del Jubileo de la Orden de Predicadores, un acontecimiento importante que no sólo debe dirigir nuestros ojos hacía la rica historia de la orden sino también impulsarnos hacia su futuro. Cada Eucaristía es una celebración de la Iglesia (en este caso particularmente de la Familia Dominicana) y es necesario prepararse bien para vivirla en abundancia. De esta manera podremos celebrar realmente juntos, en el sentido más pleno de la palabra, recordando que la liturgia no es sólo asunto del celebrante o del coro, sino que involucra y expresa a toda la Iglesia con su riqueza de dones y vocaciones. Permitidme explicaros algunas particularidades de la celebración.

Antes de comenzar la Eucaristía se rezará el Santo Rosario, oración especialmente importante en nuestra tradición dominicana. Será recitado en cinco idiomas y dirigido por el Maestro de la Orden fray Bruno Cadoré. Pero como nuestra Familia Dominicana habla más de cinco lenguas y está compuesta por más de cinco culturas las respuestas a las oraciones serán en latín expresando así mejor la universalidad de nuestra herencia y la unidad de la oración dominicana. Antes de cada misterio se cantará una pequeña composición coral que ayudará a la meditación. Al finalizar el Rosario cantaremos Imple Pater quod dixisti (la antífona O spem miram), estando seguros de que intercede por nosotros tal y como lo prometió en su lecho de muerte y ha cumplido durante 800 años.

Para prepararnos a la Eucaristía (inefable misterio de Dios entre los hombres) permaneceremos tras el Rosario unos momentos en silencio orante, con el fin de descansar nuestras mentes ocupadas y disponernos a la contemplación de Dios por medio de la liturgia.

Cada Eucaristía es una imagen de la entera Iglesia, lo que significa también de la Orden de Predicadores en la riqueza y pluralidad de sus formas de vida, con obispos dominicos, antiguos Maestros de la Orden y representantes de la Familia Dominicana de todo el mundo. Aunque la Eucaristía será celebrada mayoritariamente en lengua italiana, con el objetivo de subrayar tanto la unidad como la pluralidad de la oración dominicana, se interpretarán composiciones corales en diversas lenguas procedentes de nuestra tradición, tanto antigua como moderna. Nos disponemos a dar comienzo a los preparativos con la parte más sencilla.

En el momento de la comunión cantaremos el canto Adoro Te devote, conocido himno eucarístico compuesto por santo Tomás de Aquino. Los arreglos necesarios han sido compuestos para la ocasión.

Aunque incorporaremos algunos elementos litúrgicos propios de la tradición de la Orden, que nos han nutrido durante siglos, el esquema fundamental será el de la Misa Pontifical.

El primer elemento proveniente de la tradición dominicana que utilizaremos en la liturgia serán las oraciones y lecturas. Celebraremos la Misa Votiva de Santo Domingo, compuesta en torno al año de su canonización en 1234. Estos textos si sitúan entre los más antiguos testimonios litúrgicos de la orden, pudiéndose fechar incluso antes de la unificación litúrgica llevada a cabo en 1256, que daría forma definitiva a la liturgia dominicana durante siglos.

A lo largo de la Eucaristía cantaremos algunas nuevas composiciones musicales en las tres lenguas oficiales de la orden. Como canto de entrada entonaremos «Mon Dieu, ma Miséricorde» recordando la oración constante de Nuestro Padre Santo Domingo a los pies de la cruz: «Señor ¿qué será de los pecadores?». Comprometidos con su mismo celo de salvación somos animados a llevar las alegrías y dificultades de nuestras vidas a los pies del Crucificado uniéndolas a su sacrificio. Para el ofertorio hemos elegido la composición «El pan de San Sixto» que nos transporta al refectorio de aquella primera fundación dominicana en Roma. Recordamos el milagro que llevó a cabo allí santo Domingo al pedir pan para sus hijos hambrientos y viendo aquellos como bajaban los ángeles para servírselo. Por último, en el momento de la comunión, colmados de alegría y gratitud, cantaremos «Thanks be to You, O Lord!». Al final de la celebración entonaremos dos antífonos latinas bien conocidas por todos: «Salve Regina» a la Virgen María y «O Lumen Ecclesiae» a santo Domingo, suplicando su constante intercesión.

Aún debemos notar otros dos momentos significativos. El primero es el «Padre Nuestro» (Pater Noster) que será cantado en latín; el segundo la oración de los fieles que debe reflejar de la mejor manera posible la universalidad de la orden y nuestra oración común. El deseo de orar juntos y no separados es también parte de la tradición y espiritualidad dominicanas. Tal como nos recuerda la Regla de san Agustín: «Lo primero porque os habéis congregado en comunidad es para que habitéis en la casa unánimes y tengáis una sola alma y un solo corazón hacia Dios». Se han dispuesto siete peticiones. Cada una de ellas será brevemente introducida en latín, dando a todos la oportunidad de rezar en el caso de que alguno no entienda la lengua vernácula en que la oración será leída. Concluiremos cada una de ellas entonando juntos «Kyrie eleison».

Permitidme para finalizar advertir por qué hemos decidido celebrar la Eucaristía de clausura del Jubileo de la Orden en la basílica de San Juan de Letrán. No se debe a que la basílica de San Pedro del Vaticano no fuese un lugar apropiado. La basílica Lateranense, catedral del obispo de Roma, era el lugar donde residía el Papa en la época de santo Domingo y donde presumiblemente se llevaron a cabo sus encuentros. En este día tan especial para todos nosotros, convocados una vez más por el propio Cristo y presididos por Su Santidad el Papa Francisco queremos redescubrir nuestra vocación como Orden de Predicadores. Digámoslo en palabras dominicanas: antes de contemplata aliis tradere debemos empezar por contemplari.

Debido a que la Eucaristía es una imagen de la Iglesia y especialmente en esta ocasión de la Familia Dominicana en toda la riqueza de sus diferentes formas de vida os pedimos por favor que no olvidéis vestir vuestros hábitos y capas o vuestras vestiduras solemnes. ¡Es nuestra fiesta! Para acceder a la basílica dirigíos a su entrada principal que estará abierta desde las 14:30.

Aquellos que no podáis uniros a la celebración en persona os queremos pedir que nos acompañéis de forma espiritual con vuestras oraciones. Asimismo la Eucaristía será retransmitida por Vatican TV y también en www.op.org

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